Un nuevo estudio que demuestra que la clorifila presente en los océanos tiene una gran influencia en la formación de huracanes. Esta investigación, liderada por Anand Gnanadeskia de la Universidad de Princenton, Nueva Jersey, ha demostrado a través de una simulación en el Pacífico Norte que un cambio en el color de las aguas disminuye la formación de ciclones tropicales en un 70%.
La formación de huracanes está determinada, entre otros factores, por la presencia de clorofila en el agua, ese pigmento que le da un color verdoso a los mares. El fitoplacncton, presente en las primeras capas del océano, se ayuda de la clorofila para convertir la luz solar en alimento, pero al hacerlo también evita que los rayos de sol penetren hasta zonas más profundas.
Al eliminar la clorofila de las aguas, la luz llega hasta el fondo y escapa de las zonas superficiales, evitando que se calienten. Este descenso de la temperatura disminuye el número de huracanes que se forman sobre esa zona del océano. El agua fría genera menos calor y modifica los patrones de las corrientes de aire, dejando el aire seco en la parte superior (los ciclones cogen su fuerza del calor del agua y el aire, de forma que si disminuyen, desaparece el “alimento” del cilón).
Redacción QUO