Los vertebrados solían ser tan simples… Venían en cinco categorías de puro sentido común: anfibios, aves, peces, mamíferos y reptiles. Las aves, con plumas y alas; los reptiles, con escamas y sangre fría. Y así, sucesivamente. Existía un lugar para todos y cada uno tenía su lugar.

Al menos así fue hasta que llegó la cladística, un sistema de taxonomía más racional iniciado por el entomólogo alemán Willi Hennig en la década de 1960. Este nuevo sistema analiza las características compartidas y las relaciones genéticas entre los grupos de especies de acuerdo con sus ancestros evolutivos. Suena bastante bien… pero la racionalidad estricta en la que se basa resulta que parece causar la ruina de estas agrupaciones tan familiares hasta ahora.

La única alegría es que con los mamíferos resulta bien: una sola especie ancestral, y ninguna otra, dio principio a todos los mamíferos vivos y extintos. Esto los convierte en un clado lógico que se ramifica del resto del árbol evolutivo en un punto claro y definido. Con las aves también pasa igual.

Pero pobres de los reptiles. El grupo tradicional Reptilia no es un clado verdadero, porque el ancestro común de todos esos animales –lagartos, cocodrilos, serpientes, tortugas y muchos grupos extintos— también dio nacimiento, en diferentes puntos, a los mamíferos y a las aves. Según la cladística, puedes reunir a todos esos grupos dentro de un megagrupo conocido como amniotas, pero no puedes cortar una rama sola y consistente de reptiles (véase el diagrama).Los anfibios se comportan mejor, pero solo los que viven ahora: las ranas, sapos, tritones, salamandras y las cecilias gusaniformes. Si incluyes a los extintos, te encuentras con el problema de los reptiles a una escala mayor: el clado relevante incluye tetrápodos, los vertebrados con cuatro extremidades. Y eso sin mencionar los peces.

Si piensas que es una hipercorrección de la cladística que se sale de madre, puede que tengas razón. Para los propósitos cotidianos, la mayoría de los biólogos prefiere usar las clasificaciones tradicionales, basadas en el sentido común y en características obvias. Ni siquiera les oirás referirse a “amniotas no aves, no mamíferos” cuando se trate de “reptiles”. Pero el término realmente es la resaca de una era menos informada.

Redacción QUO