Ya no tenemos edad (algunos) para pistolitas, pero hay algo ancestral que, inexorablemente, hace que cada vez que nos mojamos los pies nos den ganas de salpicar a la vecina, o zambullirnos en un mar amniótico. Somos agua y venimos del agua. Quizá por esto jugar con ella es una de las pocas pasiones que no se pierden con la edad.
En Niza acaban de celebrar un húmedo Simposio: reúne artistas y científicos que experimentan con fluidos. Bajo el título de Flow Visualization, exhiben obras difíciles de juzgar. Échales un ojo y nos dices qué opinas. Este año le han dado el primer premio a dos franceses Guillaume Polidori y Gérard Liger-Belair. Ellos son los autores de la foto (en realidad una tomografía láser) de una copa de champán en la que se aprecia el movimiento de las burbujas, su estallido y su curiosamente ordenado recorrido antes de mojar nuestro gaznate.
El segundo premio ha sido para Pery Burge, británica, a quien ya habíamos descubierto en un especial sobre el agua (más que recomendable) que publica Nature. Pery sufrió un accidente que le impide sostener una brocha. Entonces empezó a experimentar con tinta de colores, purpurina y agua. A la luz del Sol, Pery fotografía las bellas figuras tridimensionales que generan las tintas al mezclarse y desparramarse por el fluido. Así ha creado un curioso mundo de paisajes que llama Aquascapes. A mí me recuerdan a la figuras que forman los caleidoscopios. Es un auténtico gozo observarlos.
Lorena Sánchez Romero