Quizá no es algo que te preguntes todos los días, pero si has entrado a leer la noticia es que algo de curiosidad interna te produce. No es que las plantas se monten una fiesta loca cuando miramos hacia otro lado, pero al igual que otro ser vivo, se reproducen. Un grupo de científicos de la Universidad McGill fue capaz de captarlo de cerca en 2018 y… ¡es más complicado de lo que piensas!
Nosotros haremos todo lo posible para que podáis entender el proceso. El esperma de la planta, contenido en el polen, debe fecundar el óvulo, que se encuentra en el pistilo. Este tiene un tallo largo que el esperma debe atravesar. Esto se hace usando el tubo de polen, una especie de pasadizo creado por células que crecen a una velocidad increíble: entre 1 y 2 centímetros cada hora, pero en algunos casos, pueden llegar a extenderse hasta 30 cm. A esto hay que sumarle el grosor del tubo, que equivale a un pelo humano. Esta es la parte del proceso que ha sido objeto de investigación y que tanto ha sorprendido a los científicos.
Imaginaros que para poder llegar a alcanzar a ver cómo “entran en acción” las plantas ha sido necesario hacer una especie de “micro laboratorio” con el que lograr estudiar el crecimiento de un tubo de polen en directo. Así lo explica la líder del proyecto, Anja Geitmann: “Hemos podido saber lo que sucede dentro del tubo de polen mientras este crecía. Además descubrimos que la presión del agua, así como la fuerza que estas pequeñas células ejercían a medida que ejercían una fuerza de empuje a través del tejido vegetal para llegar a su destino, era el equivalente al aire que inyectamos en unas ruedas de un coche para hacerlo rodar”.
¿Y si encuentra un obstáculo en el camino?
Esto es lo que resulta incluso aún más emocionante, porque el propio tubo de polen puede llegar a cambiar su patrón de crecimiento: “Esto nos sugiere que las células son capaces de sentir y de responder a la resistencia física en su entorno. Es muy emocionante haber visto el proceso de cerca y nos deja con un montón de preguntas interesantes sobre la comunicación entre la parte masculina y femenina de la planta”.
Es curioso que para poder saber la presión que ejercía el tubo de polen, los investigadores diseñaron una estructura microscópica con un manómetro incorporado. Gracias a la energía que ejercía el tubo sobre ella, pudieron demostrar cómo se desarrollaba el proceso de reproducción sexual y cuál era la presión que realizaba. Aquí podéis ver el vídeo.
Alberto Pascual García