Que sepamos, la capacidad de identificar a un colega por el sonido de su voz no está generalizada en el reino animal. Se ha detectado en algunos primates, en elefantes asiáticos, y ahora también en los suricatos, cuyo reprentante más popular es el personaje Timón, de El Rey León.

Estos pequeños carnívoros viven en colonias de entre 3 y 50 ejemplares y colaboran para mantener su territorio, defenderse de depredadores, como el águila o el chacal, y alimentar a las crías. Cada una de esas tareas está asignada a un grupo de individuos, que utilizan diversos tipos de gritos y llamadas durante el desarrollo de las mismas. Se sabía que cada suricato era capaz de distinguir si estaba escuchando a un miembro de su mismo colectivo de trabajo, pero Simon Townsend, de la Universidad de Zurich (Suiza), ha descubierto que hilan bastante más fino y son capaces de distinguir la voz de un individuo en particular.

Según explica en la revista Biology Letters, para llegar a esta conclusión los investigadores grabaron la voz de dos suricatos con la misma misión dentro de una colonia. Después colocaron altavoces en dos lugares alejados entre sí y situados en distintas direcciones y se los reprodujeron a varios de los compañeros de tareas. Primero hicieron sonar sucesivamente las voces de los dos suricatos distintos, cada una desde una localización. La reacción de los otros animales fue normal. Pero cuando emitieron desde dos lugares distintos la grabación del mismo individuo, los demás suricatos reaccionaron con una agitación inusitada. Townsend y su equipo lo interpretan como un indicio de incertidumbre ante la posibilidad de que un mismo compañero estuviera en dos lugares a la vez.

Con anterioridad, el mismo grupo de investigadores, dirigido por la profesora Marta Manser, había averiguado que estos animales también incluyen en su repertorio comunicativo sonidos no lineares, un fenómeno que tampoco se ha detectado hasta ahora en muchas especies. Dichos sonidos se producen cuando una de las cuerdas vocales vibra a doble velocidad que la otra, y en los humanos están presentes, por ejemplo, en el sonoro llanto de un bebé cuando tiene hambre. Su misión es añadir al mensaje matices como la urgencia, y los suricatos los utilizan sobre todo en las expresiones de alarma para advertir de la presencia de un depredador. Especialmente cuando está muy, muy cerca.

Pilar Gil Villar