Por primera vez un satélite de la Nasa ha cuantificado en tres dimensiones la cantidad de polvo cruza el Atlántico desde el desierto del Sahara hasta el Amazonas.
Ambas regiones del globo parecen polos opuestos, una yerma, seca, amarilla y casi infinita en su horizonte. La otra es verde, húmeda y reboza de vida. Y aún así están conectadas. Más de lo que se pensaba.

Los vientos que recorren el perfil sin barreras del Sahara atraviesan el océano y llevan su carga hasta América del Sur.
Gracias a un satélite, científicos de la Universidad de Maryland han logrado estimar la cantidad de polvo que llega hasta la mayor selva del planeta, pero también han medido cuánto fósforo hay en este “mensaje intercontinental”.
De acuerdo con el estudio publicado en Geophysical Research Letters, el polvo, principalmente aquel que proviene de la Depresión Bodélé, en Chad (un antiguo lecho lacustre donde las rocas minerales están compuestas de microorganismos muertos, pero plenos de fósforo) es vital para la riqueza del Amazonas. Este elementoes esencial para la selva ya que aporta a la vida vegetal los nutrientes fundamentales. Y esta región del globo es escasa en él ya que la lluvia lo arrastra y no da tiempo a las plantas para que lo absorban.
Lo extraordinario es que la cantidad de fósforo que llega, unas 22.0000 toneladas por año, es muy similar a la que se pierde debido a la lluvia y las inundaciones. De este modo el Sahara cuida del Amazonas.

La Nasa ha publicado un vídeo en el que se explica el sistema y está disponible en este enlace

Redacción QUO