En un mundo en el que científicos ya están desarrollando una píldora para sentir compasión, estas noticias no dejan de sorprender. Un dicho español afirma que las ratas son siempre las primeras en abandonar el barco, aunque no especifica que antes de hacerlo salvarían a sus compañeros de una muerte segura. Según ha demostrado un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Kwansei Gakuin (Japón), estos roedores rescatarían a sus amigos de morir ahogados inclusive si se les intenta distraer con chocolate en el trayecto.

Además de demostrar que hasta una rata es capaz de sentir empatía, los científicos observaron que son más propensos a ayudar cuando han tenido una experiencia desagradable en el agua. Estudios anteriores ya demostraron que las ratas siempre echan una pata a sus semejantes cuando están en apuros. En 2011, un equipo de científicos ubicó a los roedores en un tubo estrecho de plástico. Cuando alguno quedaba atrapado, sus amigos acudían al rescate hasta que conseguían sacarle de la trampa. Los más escépticos aseguraron entonces que las ratas ayudaron porque anhelaban compañerismo, pero no porque veían a sus compañeros sufriendo. Este nuevo estudio descarta esta teoría escéptica.

Para poner a prueba el altruismo de los roedores, el equipo de Kwansei Gakuin diseñó una caja experimental con dos compartimentos divididos por una pared transparente. A un lado de la caja, una rata se veía obligada a nadar en una piscina, algo que como podéis suponer no le gustaba ni un pelo. A pesar de que no había riesgo de ahogamiento, pues tenía una cornisa donde agarrarse, sólo podía salir de aquel compartimento si la rata ubicada al otro lado del tabique transparente abría una puerta. En pocos días, las ratas que estaban secas al otro lado fueron ayudando regularmente a sus compañeros a abrir la puerta a pesar de que los científicos intentaban tentarlas con chocolate para distraerlas de su misión. Según explican en Animal Cognition, lo hacían en respuesta a la angustia de sus compañeros y no porque necesitaran compañía. Además, aquellas ratas a las que les había tocado darse un chapuzón obligado, aprendieron cómo salvar a sus compañeros más rápidamente que aquellas que siempre habían permanecido secas, lo que sugiere que la empatía les llevó a comportarse de forma más altruista.

Para complicar la situación, el equipo añadió más dificultad a la prueba. En esta ocasión, las ratas que estaban en el compartimento seco fueron chantajeadas. Los científicos añadieron una segunda puerta que contenía chocolate justo al lado de la de su compañero nadando en la piscina. Los roedores eligieron salvar a las ratas mojadas antes que comerse el sabroso chocolate entre el 50% y el 80% de la veces que se les puso en esa situación.

Según los investigadores, las personas son diferentes de las ratas en muchos aspectos, pero el estudio apoya una evidencia creciente de que existe una base evolutiva para el comportamiento altruista, independientemente de la cultura o la educación. «Los seres humanos no ayudamos simplemente porque mamá nos enseñó a hacerlo, sino porque está en nuestra biología».

Tras estas evidencias, comparar a una mala persona con una rata quizás no sea lo más adecuado. Hasta las ratas tienen sentimientos.

Vía | sciencemag.org

Redacción QUO