Las leyendas urbanas y Hollywood se han encargado de convertir a las tarántulas en una suerte de asesinos en serie, pero no debería ser así. Al menos según Chris Hamilton, de la Universidad de Auburn, quien señala que el miedo es en gran parte infundado y que la especie de Estados Unidos no muerde fácilmente, no son peligrosas, y son realmente sólo «osos de peluche con ocho piernas”. Hamilton es uno de los responsables de haber descubierto 14 nueva especies de tarántulas, entre ellas la Aphonopelma johnnycashi nombrada así en honor al cantante y compositor estadounidense Johnny Cash. El nombre se les ocurrió debido a que la especie habita en California, cerca de la prisión de Folsom (famosa por la canción de Cash Folsom Prison Blues) y porque los machos adultos son de color negro, el tono elegido por Cash.
Las nuevas especies casi duplican las conocidas en la región. “A menudo – explica Hamilton – escuchamos acerca de cómo las nuevas especies se descubren en los rincones más remotos de la Tierra, pero lo que es notable es que estas arañas están en nuestros jardines. Con la Tierra en medio de una sexta extinción en masa, es sorprendente lo poco que sabemos acerca de la biodiversidad de nuestro planeta, incluso para grupos carismáticos como tarántulas.»
Las tarántulas del género Aphonopelma están entre las especies más singulares, entre otras cosas por su tamaño. Algunas llegan a los 15 centímetros, mientras que otras apenas sobrepasan el tamaño de una moneda de 50 céntimos.
Para obtener una mejor comprensión de la diversidad y distribución de estas arañas, el equipo de investigación pasó más de una década rastreando por desiertos, montañas y hasta los patios traseros de vecinos. En total se analizaron cerca de 3.000 ejemplares, lo que constituye el estudio taxonómico más completo jamás realizado sobre un grupo de tarántulas. Después de obtener datos genéticos, de comportamiento, taxonómicos y de distribución, los resultados, publicados en ZooKeys, indican que en Estados Unidos hay 29 especies, 14 de las cuales son nuevas para la ciencia.

Juan Scaliter