El mosquito no es una criatura que goce de especial simpatía, y más en estos momentos, debido a la actual epidemia del virus zika. Se calcula que existen unas 3.500 especies conocidas, aunque sólo son aproximadamente unas cien las que resultan dañinas para los seres humanos. Entonces, ¿sería posible eliminarlas para siempre?

Esta posibilidad ya se ha planteado, y sus defensores aseguran que ese exterminio podría salvar alrededor de un millón de vidas. Por ese motivo, un equipo de investigadores en biogenética de la Universidad de Oxford modificaron genéticamente a varios machos de una variedad de mosquito llamada Aedes aegypti, que es portadora del virus zika y de la enfermedad del dengue. Lo que hicieron fue insertarles un gen que evita que sus crías se desarrollen adecuadamente, lo que hace que la segunda generación de mosquitos muera antes de reproducirse.

Posteriormente, tres millones de estos mosquitos transgénicos fueron liberados en un área de las Islas Cayman en 2009, consiguiendo que la población local de estos insectos se redujera en un 92%. Todo un éxito. Pero, ¿no existe el riesgo de que el remedio sea peor que la enfermedad?

Según explica Phil Lounibos, un entomólogo de la universidad de Florida, la erradicación de los mosqutos conllevaría el pago de un alto precio. Estos insectos son importantes polinizadores, además de formar parte de la dieta habitual de murciélagos y sapos, entre otras especies. Su desaparición tendría por tanto un gran impacto en la parte más baja de la cadena alimenticia.

Por otra parte, desde un punto de vista puramente pragmático, muchos especialistas consideran que eliminar a toda la especie resultaría casi imposible. «Las pruebas de campo con mosquitos genéticamente alterados han tenido un éxito moderado, pero significa liberar millones de insectos modificados para cubrir un área muy pequeña. Lograr que cada mosquito hembra produzca machos estériles en un área grande sería muy difícil», explica Frances Hawkes, investigador de la Universidad de Greenwich.

Redacción QUO