En los años 1980, se descubrió una gran cantidad de fósiles en el este de Francia. Uno de ellos solo era visible en parte ya que el resto de su cuerpo esta rodeado por hierro y eliminarlo habría provocado daños irreparables. : la decisión de los científicos en aquel momento demostró ser acertada: conservaron la muestra y esperaron durante años para que la tecnología avanzara lo suficiente como para permitir un análisis del fósil.
Ahora, un equipo de investigadores de los EE.UU., Alemania y el Reino Unido han recurrido a una técnica similar a la tomografía computarizada para crear de imágenes 3D del fósil y al hacerlo han añadido otra pieza al puzzle evolutivo de las arañas.
En su artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B, el equipo describe la antigua criatura como «casi una araña.” El fósil, llamado Idmonarachne brasieri, tiene aproximadamente 305 millones de años, mide 1,5 centímetros y se asemeja a las arañas modernas en muchas características, pero carece de una parte fundamental: un órgano para producir seda. Para asegurarse de que el fósil carecía de dicho órgano y su ausencia no se debía a que desapareció, se utilizó un sincotrón de rayos X de alta potencia que permite ver objetos pequeños con mayor claridad. El equipo no encontró evidencia de ningún agujero en el abdomen que pudiera servir para producir seda, lo que demuestra que se trata de un pariente y no de una araña moderna.
El fósil tampoco tienen un apéndice en forma de cola, algo que sí se ha encontrado en otros arácnidos del mismo período, lo que sugiere que Idmonarachne brasieri era una especie única, que se extinguió, mientras que sus “primas” evolucionaron en arañas modernas. Su estructura corporal, caracterizada por una mandíbula muy potente, ha permitido aprender más sobre la evolución de los arácnidos de edad y el cuerpo, la muestra está ayudando a los científicos a aprender más sobre la forma en que evolucionaron las arañas.

Juan Scaliter