Saber cuando alguien está equivocado es difícil hasta para los seres humanos, pero hasta ahora se creía que éramos los únicos que podíamos ‘leer’ la mente de las personas y ayudarlas cuando su pensamiento es incorrecto. Pero un nuevo estudio publicado en la revista PLoS ONE ha puesto de manifiesto que la exclusiva de esta capacidad cognitiva no es solamente nuestra.

Gracias a una serie de experimentos desarrollados por David Buttelmann y su equipo, se ha podido comprobar que chimpancés, bonobos y orangutanes también no solo son capaces de discernir cuándo una persona está equivocada, sino también ayudarles a tomar la decisión más adecuada.

Según ha explicado Buttelmann a la Agencia SINC, «Una cantidad ingente de estudios han demostrado que los grandes simios pueden comprender otras intenciones o deseos. Pero durante los últimos 30 años, la literatura ha sugerido que su capacidad para entender la mente de los demás estaría limitada». Pero ni mucho menos es así: «Es justamente esta capacidad la que forma la base de la toma de decisiones y de sus acciones. La utilizan a la hora de decidir cómo ayudar mejor a los humanos».

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron distintos experimentos con 34 grandes simios del zoo de Leipzig (Alemania). En la prueba, dos personas y un simio se reunían en un habitáculo, donde el animal hacía de espectador. Había dos cajas, en donde una de las personas debía colocar un objeto. Después, la otra persona lo sacaba, lo incluía en la otra y cerraba ambas. En uno de los experimentos, la primera persona se quedaba en la habitación, por lo que conocía la ubicación del objeto escondido. En otra versión del experimento, esta última persona salía de la sala, por lo que creía saber donde estaba el objeto, pero no estaba en lo cierto.

En las dos situaciones, el participante intentó abrir la caja donde inicialmente se había escondido el objeto. Los simios conocían la forma de abrir la caja y podían decidir cuál abrir para ayudar al humano. Y ayudaban: o abriendo la caja vacía que quería abrir la persona o al revés, mostrándoles donde estaba el objeto. Según Buttelman, «cuando el participante intentó abrir la caja vacía, los simios le ayudaron a abrir la que contenía el juguete en la mayoría de las pruebas.

Fuente: Agencia SINC

Redacción QUO