Tavish Campbell, un ecologista y cineasta aficionado de Vancouver, Canadá, fue quien captó esta imagen en el Río Campbell, un punto destacado en la ruta de los salmones. El activista denuncia que una tubería perteneciente a una compañía que se dedica a la cría en cautividad de salmones y al empaquetado de su carne, está vertiendo toneladas de sangre de peces muertos a las aguas del río.
El problema es que el análisis de dicha sangre ha revelado la presencia de varios patógenos, entre ellos unos conocido como Piscine reovirus. La presencia de este microorganismo es habitual en los lugares dónde se cultivan salmones en piscifactoría y, de hecho, en países como Noruega se considera endémico. El virus ha sido vinculado con una enfermedad que afecta a estos peces llamada Inflamación del Músculo Esquelético y Cardiaco (HSMI).
Esta afección se descubrió por primera vez en 1999, aunque no todos los estudios corroboran que el Piscine Reovirus sea siempre el causante de dicho mal. De hecho, en 2011 hubo un brote entre la población de salmones en Chile, y los análisis realizados no revelaron la presencia de dicho patógeno.
Pero en otros casos esos análisis si han sido positivos, por eso existe preocupación por el impactoque esta sangre contaminada pueda tener entre los salmones salvajes de Vancouver. Algunas fuentes estiman que podría acabar con el 20% de la población.
Vicente Fernández López