No, lo que ocurre es que la Federación Internacional de Automovilismo disfraza de medidas ecológicas normas encaminadas a mejorar la competición y el negocio. Por ejemplo, ahora la cilindrada de los monoplazas es de 2.400 cc en lugar de los 3.000 y 3.500 cc que había antes, pero no es con el fin de reducir el consumo y las emisiones, sino por alimentar el espectáculo y la seguridad.

Lo mismo ocurrió cuando se implantó la “fórmula consumo”, que impedía repostar a los coches en carrera, una medida que volverá a estar vigente la próxima temporada. Si el afán fuera respetar más el medio ambiente, usarían bioetanol, o carburante sin plomo, y no una gasolina casi igual que la convencional, como ocurre. Sí se permiten, en cambio los KERS, sistemas para recuperar la energía que, aunque ahorran combustible, persiguen aumentar el show business. Lo único que sí es reciclado es la goma de los neumáticos.

Redacción QUO