Bill Gates tiene un plan. El fundador de Microsoft, actualmente la tercera persona más rica del mundo, solo por detrás de Elon Musk (Tesla) y Jeff Bezos (Amazon), ha publicado un libro que aspira a ser la guía para frenar el cambio climático. “Empecemos”, anima en su prólogo.

Desde la BBC hasta Xinhua, la agencia oficial de noticias del gobierno de la República Popular China, y la más grande e influyente en China, los grandes medios de comunicación del mundo han abierto sus micrófonos para recoger las palabras de Bill Gates sobre su nuevo libro: “Cómo  evitar un desastre climático”, editado por Plaza & Janés, hoy a la venta con todo a su favor para convertirse en best seller.

Bill Gates anima a una lucha de todos: “Incluí en el libro formas en las que todos pueden contribuir, ya sea un líder político, un emprendedor, un inventor, un votante o una persona que quiere saber cómo puede ayudar”.

Invertir dinero en empresas generadoras de energía limpia

Su organización Breakthrough Energy , que comenzó con un fondo de riesgo para invertir en empresas prometedoras de energía limpia, se ha expandido exponencialmente.

“Invertiremos en grandes pensadores y en tecnologías y negocios de vanguardia, además de abogar por políticas del sector público y privado que aceleren la transición a la energía limpia. Durante las próximas semanas y meses, convertiremos las ideas de mi libro en acción y trataremos de convertir este plan en realidad”, explica Bill Gates.

Por qué sobre cambio climático:

Bill Gates explica así cómo fue consciente de la necesidad de actuar para frenar el cambio climático:

“A principios de la década de 2000, cuando nuestra fundación acababa de nacer, comencé a viajar a países de bajos ingresos en África subsahariana y el sur de Asia para poder aprender más sobre la mortalidad infantil, el VIH y otros grandes problemas en los que estábamos trabajando. Pero mi mente no siempre estuvo en las enfermedades. Volé a las principales ciudades, miré por la ventana del avión y pensé: ¿Por qué está tan oscuro ahí fuera? ¿Dónde están todas las luces que vería si fuera Nueva York, París o Beijing?

Me enteré de que alrededor de mil millones de personas no tenían acceso a la electricidad y que la mitad de ellos vivía en África subsahariana. (El panorama ha mejorado un poco desde entonces; hoy, aproximadamente 860 millones de personas no tienen electricidad). Empecé a pensar en cómo el mundo podría hacer que la energía fuera asequible para los más pobres. No tenía sentido que nuestra fundación se hiciera cargo de este gran problema, pero comencé a darle vueltas a ideas con algunos amigos inventores.

A finales de 2006 me reuní con dos ex colegas de Microsoft que estaban iniciando organizaciones sin fines de lucro centradas en la energía y el clima. Trajeron consigo a dos científicos del clima que estaban bien versados ​​en los temas, y los cuatro me mostraron los datos que conectan las emisiones de gases de efecto invernadero con el cambio climático.

Sabía que los gases de efecto invernadero estaban haciendo que la temperatura subiera, pero había asumido que había variaciones cíclicas u otros factores que naturalmente evitarían un verdadero desastre climático. Y era difícil aceptar que mientras los humanos siguieran emitiendo cualquier cantidad de gases de efecto invernadero, las temperaturas seguirían subiendo.

Entonces pensé que el mundo necesita proporcionar más energía para que los más pobres puedan prosperar, pero tenemos que proporcionar esa energía sin liberar más gases de efecto invernadero.

Ahora el problema parecía aún más difícil. No era suficiente llevar energía barata y confiable a los pobres. También tenía que ser limpia.

En unos años, me convencí de tres cosas:

  • Para evitar un desastre climático, tenemos que llegar a cero emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Necesitamos implementar las herramientas que ya tenemos, como la energía solar y la eólica, de forma más rápida e inteligente.
  • Y necesitamos crear y desplegar tecnologías innovadoras que puedan llevarnos el resto del camino.

El objetivo de emisiones 0 ha de ser firme como una roca. Establecer una meta que solo implique reducir emisiones, pero no eliminarlas, no cambiará nada. El único objetivo sensato es cero emisiones».

Una llamada a los científicos, los gobiernos, y las personas

El libro de Bill Gates pone en papel lo obvio: la tarea indispensable de los gobiernos de reformar el mundo hacia un futuro limpio. También refuerza la necesidad de la ciencia desde todas las disciplinas: física, química, biología, ingeniería, ciencias políticas, economía, finanzas y más.

Gates ya ha dado su apoyo a proyectos científicos pioneros. Entre ellos, el proyecto de investigadores de la Universidad de Harvard SCoPEx (Stratospheric Controlled Perturbation Experiment, por sus siglas en inglés) para crear una auténtica «sombrilla» química que disminuya el efecto invernadero.

La idea es esparcir gases o partículas en la atmósfera que formen ese filtro, que refleje parte del calor del sol. SCoPEx consiste en lanzar un globo aerostático a la estratosfera, liberar distintos gases y partículas y analizar durante 24 horas sus efectos.

 

Qué puedes hacer para combatir el cambio climático en palabras de Bill Gates

Finalmente, el libro de Bill Gates propone iniciativas para las y los ciudadanos. “Gracias a los activistas de todo el mundo, no necesitamos generar demanda: millones de personas ya están llamando a la acción. Lo que sí tenemos que hacer, sin embargo, es traducir estas llamadas a la acción en una presión que aliente a los políticos a tomar las decisiones difíciles y las compensaciones necesarias para cumplir sus promesas de reducir las emisiones”, dice Gates.

Su libro anima a hacer llamadas, escribir cartas, asistir a los ayuntamientos reclamando mejoras. Exigir más fondos para I + D de energía limpia, un estándar de energía limpia o un precio para el carbono, por ejemplo. Participar activamente en la política local y, como consumidores:

“Por ejemplo, si puede permitirse instalar un termostato inteligente para reducir el consumo de energía cuando no está en casa, hágalo por todos los medios. Reducirá su factura y sus emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando elige un automóvil eléctrico o una hamburguesa vegetal, está diciendo: “Si hay un mercado que ofrece productos responsables con el clima, los compraré. Si suficientes personas envían la misma señal, las empresas responderán, con bastante rapidez, según mi experiencia. Dedicarán más dinero y tiempo a fabricar productos de bajas emisiones, lo que reducirá los precios de esos productos que se fabricarán en grandes cantidades. Hará que los inversores tengan más confianza en la financiación de nuevas empresas que están logrando avances que nos ayudarán a llegar al objetivo de emisiones cero”.