Verdes, bellísimas, un estallido de vida marina… Esta es la primera impresión causada por las “nubes marinas” de fitoplancton fotografiadas desde el espacio por la NASA que te mostramos. El fitoplancton siempre se menciona como un bien escaso, algo que debemos cuidar para garantizar la base de la alimentación de los habitantes de los océanos.
El aumento de las temperaturas oceánicas en los últimos años ha provocado el descenso de su producción global. Sin embargo, a veces es el retrato de una marea peligrosa. La abundancia de nitrogeno procedente de la agricultura llega a lagos y mares, y los sobrefertiliza. Entonces, en algunas regiones de mucha actividad agrícola, el fitoplancton crece en exceso.
Los abundantes microorganismos que forman estos florecimientos mueren y se descompone, con lo que absorben todo el oxígeno del agua en el proceso. El legado son “zonas muertas” carentes de oxígeno. En el último recuento había al menos 400 zonas de este estilo en los océanos, que cubren una superficie de 250.000 kilómetros cuadrados e incluyen partes del Golfo de México, el mar Báltico y las aguas entre Japón y Corea.
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