Quien haya leído los cómics de Astérix recordará que Abraracúrcix, el valeroso jefe de los galos, solo le temía a una cosa en el mundo: que el cielo se desplomara sobre su cabeza. Pues bien, parece que sus temores están a punto de hacerse realidad, porque una investigación realizada en la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, ha demostrado que las nubes han descendido unos 40 metros de altitud en la última década. Entre los años 2000 y 2010, los científicos analizaron las mediciones globales de las nubes a partir de la información recogida por la sonda Terra de la NASA, que fue lanzada en diciembre de 1999.
El resultado del estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters, es que la altitud de las nubes podría haber disminuido en esta década en un rango comprendido entre los 30 y los 40 metros. En principio, y aunque el concepto suene a catastrófico, esto podría ser una buena noticia. Porque tal y como explica Roger Davies, director de la investigación: “Una reducción constante en la altura de las nubes permitiría a la Tierra enfriarse de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y potencialmente ralentizando los efectos del calentamiento global. Esto puede representar un mecanismo de reajuste natural, un cambio provocado por dicho fenómeno que, por muy extraño que parezca, ayuda a contrarrestarlo”.
¿Pero por qué está disminuyendo la altitud de las nubes? “No lo sabemos exactamente”, reconoce Davies, “pero tiene que ser debido a un cambio en los patrones de circulación que dan lugar a la formación de nubes a gran altura”. El científico reconoce, además, que un registro de datos que abarca solo un período de diez años es muy pequeño para poder sacar conclusiones que sean definitivas, y que habrá que continuar realizando mediciones durante los próximos años. Pero los datos obtenidos hasta ahora son: “El indicio de que algo importante está sucediendo en la atmósfera”, según afirma Davies.