Cuenta la leyenda que Picio era tan pero, tan feo, que cuando murió, la extremaunción se la dieron desde lejos y con un bastón. Por él dicen que alguien es más feo que Picio. Claro, que los humanos medimos la belleza de un modo antropocentrista, y no es justo aplicarlo a todos los seres vivos. La naturaleza se sirve de diversas estrategias para llamar la atención. En los humanos ser guapo facilita el éxito. Casi siempre. Y lo mismo sucede en el reino animal. Pero los feos también tenemos una oportunidad. De lo contrario, no seríamos mayoría.

Patitos que se vuelven cisnes
En la naturaleza, ser feo se conoce como ser diferente. Y hasta puede que mejor. Kristen Navarra, de la Universidad de Ohio, descubrió que las hembras de gorriones mexicanos que se habían apareado con machos poco favorecidos (los que no lucían un denso plumaje rojo) cuidaban mucho más de sus retoños. Este cuidado desde el mismo huevo causaba que este tu­viera un 250% más de yema, antioxidantes y vitamina E, incluidos carotenos que coloreaban su plumaje y le daban más (y quizá mejores) oportunidades de encontrar pareja.

Lo distinto tiene el objetivo de llamar la atención, ya sea para el apareamiento o para alertar a enemigos de un peligro potencial

Pero esta no es la única prueba de que la evolución favorece a los feos. Katharina Foerster, de la Universidad de Edimburgo, Escocia, estudió las costumbres de apareamiento de los ciervos de la isla de Rum durante ocho generaciones, y descubrió que, cuanto menos favorecido era el macho (es decir, cuanto más pobre era su rendimiento físico, o reproductivo), más fuerte re­sultaba su cría. Así, resulta que los feos también somos evolutivamente imprescindibles. Lo dice alguien que cuando nació era tan feo que el médico, en lugar de pegarme a mí, le pegó a mi madre.

Fósiles vivientes

El cerdo hormiguero (Orycteropus afer) es el único miembro del orden Tubulidentata de la naturaleza. Se originó en África hace 65 millones de años. Allí vive en madrigueras bajo la tierra, y solo sale de noche.

Colorado = sano

El rojo del mono de cola corta tiene un objetivo: mostrar sa­lud. Los animales afectados por el paludismo muestran un color… pálido, claro.

Una cucada

El camaleón orejero es la mascota perfecta del soltero. No pasa de los 40 cm y come cucarachas. Eso sí, si se reproduce, puede poner hasta 50 huevos.

El más ‘profundo’ de los feos es el rape abisal, que vive por debajo de los 600 metros de profundidad y llega hasta los 3.000.

Por la boca…

se reconoce al pez. Al menos, a esta platija amarilla, habitante de los mares de América del Norte. Sus labios le sirven para succionar el alimento del fondo marino.

Al cuerno, a eso debe su nombre el escarabajo cerambícido gigante (Macrodontia cervicornis): cuerno de ciervo.

Gladiator

La araña Dinopis de Australia tendría gran éxito en el circo romano. Entre sus patas lleva una red, que arroja cuando ve una presa.

Es que no le entendéis

Aunque el Marabú (Leptoptilos crumeniferus) pueda parecer feo, sin embargo es evolutivamente muy avanzado. Su calvicie, por ejemplo, es una adaptación a sus hábitos carroñeros; si tuviera plumas, se le llenarían de sangre e infecciones.

Triste destino

El toy terrier era el predilecto de los zares. Durante la Revolución, los bolcheviques mataron a los que había en el palacio, por “capitalistas caprichosos”.

Feo con récord

El picozapato (no hace falta explicar su nombre) vive  en el África tropical. Su pico es el más grande de todas las aves.

Y encima, caprichoso

El tritón crestado se distingue por ser una especie que vive dos períodos: durante el diurno no abandona el agua, pero por la noche ni la toca.

Perezoso

Tan feo resulta que es rechazado aun entre su propia especie: solo una vez en su vida se aparea. Y parece que es suficiente.

Otro feo práctico

Las largas pestañas del camello, evitan que la arena se le meta en los ojos. El resto de su cuerpo es un enigma de mal gusto.