11.000 años. Pobre perro

Estos huesos corresponden a uno de los canes domésticos más antiguos que se conocen. Se encontraron cerca del museo junto a los de un uro, y se sospecha que ambos murieron ahogados en un pantano hace 11.000 años. Y el perrito sirvió como última cena al gran uro.

1664. Haciendo el ganso

El cráneo deformado de esta ave destaca con un efecto casi cómico entre sus dos congéneres normales. La curiosa pieza con la mitad superior del pico torcida inició la colección de vertebrados de la Fundación, pero nadie sabe cómo llegó a ella. Sin embargo, un encargado del museo descubrió un manual de paleoornitología con su descripción y un dibujo. Allí se decía que murió en 1664.

1898. La coleccionista de conchas

La Xenophora va recogiendo conchas de otros moluscos y anclándolas a la suya. Esta procede de la expedición Valdivia (1898), la primera que llegó a las profundidades marinas. Dos de sus huéspedes se identificaron como nuevas especies.

1907. Cangrejo gigante de Tasmania

La tortuga está ahí arriba para darnos una idea del enorme tamaño de esta hembra de Pseudocarcinus gigas, encogida en el tarro de cristal con alcohol. La única especie de su género vive en las costas del sur de Australia, crece lentamente y puede llegar a pesar 15 kilos nada menos.

2012. Por dentro y por fuera

El exterior del pingüino saltarrocas (Eudyptes chrysocome) se muestra junto a su sistema respiratorio conservado con una preparación de silicona. Ambos fueron cedidos junto a piezas similares de otras aves por el profesor de la Universidad de Giessen Hans-Rainer Duncker, quien había estudiado con ellas los detalles de la respiración en los pájaros.