Por quinto año consecutivo el famoso premio fotográfico Big Picture de la Academia de Ciencias de California celebra a algunos de los mejores fotógrafos del mundo y las imágenes más llamativas del año.

De lo bello a lo extraño, este escaparate fotográfico de la vida en la Tierra arroja luz sobre algunas de las especies y lugares más sorprendentes de nuestro planeta.

Las imágenes ganadoras resaltan la biodiversidad de la Tierra e ilustran las amenazas que enfrenta nuestro planeta. Cada fotografía, a su manera, inspira a los espectadores a proteger y conservar la notable diversidad de la vida en la Tierra.

Estas imágenes aparecieron originalmente en biographic.com.

Armonía por Tanya Houppermans

Ganador absoluto.

Frente a la costa de Carolina del Norte, cerca del naufragio de un barco llamado Caribsea, un tiburón tigre de arena (Carcharias taurus) serpentea lentamente a través de una enorme bola de pequeños peces carnada. Los tigres de arena tienden a congregarse alrededor del carguero hundido, que fue golpeado por torpedos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, ya que funciona como un arrecife artificial, hábitat principal para los peces óseos y tiburones más pequeños que son objetivos de estos depredadores superiores. La fotógrafa Tanya Houppermans estaba buceando cerca del naufragio cuando vio a docenas de tiburones tigre de arena girando lentamente alrededor de pequeños peces tan densa que se encontró en casi completa oscuridad cuando nadó hacia el centro. «Levanté la vista y noté un tiburón a unos metros sobre mí», dice Houppermans, que comenzó a nadar de espaldas debajo del animal. «Mientras me movía con el tiburón a través del agua, la bola de peces se separó, dándome una clara muestra de la parte inferior del tiburón. Fue hermoso y pacífico, que son dos palabras que la mayoría de la gente no asocia con los tiburones «.

Rapsodia en rosa por Donna Bourdon

Finalista categoría Vida alada

Contra un fondo nublado, una espátula rosada (Platalea ajaja) vuela de vuelta a su nido para alimentar a sus polluelos, un trabajo que ambos padres compartirán hasta que los polluelos sean lo suficientemente fuertes como para abandonar el nido, unas cinco o seis semanas después de la eclosión. Al igual que los flamencos, estas extravagantes aves adquieren su color al comer crustáceos y otros invertebrados repletos de pigmentos rosados llamados carotenoides. En la década de 1800, las espátulas rosadas fueron fuertemente cazadas por sus plumas, que se utilizaron para hacer abanicos decorativos y sombreros. Ahora están aves están protegidas y se han recuperado su rango.

Juego de burbujas por Renee Capozzola

Ganador categoría Vida acuática

Una cría de ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) se eleva hacia la superficie, manteniendo el ritmo con las burbujas que su madre acaba de exhalar. Al hacerlo, el ballenato abre la boca y parece entretenerse con lestos objetos efímeros que flotan ante su vista.

La fotógrafa y bióloga Renee Capozzola, que capturó la imagen durante la temporada de invernación de las ballenas frente a la isla de Moorea en el Pacífico Sur, tiene cuidado de no describir definitivamente el comportamiento que presenció como «juego». Obviamente no hay forma de saber con certeza qué estaba pensando el animal mientras Capozzola observaba. Tal vez el joven estaba practicando un comportamiento depredador conocido como alimentación por asalto que podría serle útil durante sus incursiones de alimentación en la Antártida. Aún así, a pesar de las posibles explicaciones prácticas, la fotógrafa no pudo evitar concluir que «este parecía ser la cría de ballena más feliz y juguetóna” que había visto en su vida.

Ojeada del recién nacido por Claudio Contreras

Ganador categoría “Vida alada”

Un polluelo de flamenco del Caribe (Phoenicopterus ruber) asoma por debajo del ala protectora de su madre, robando una de las pocas visiones del mundo exterior que atrapará durante los primeros seis a ocho días de su vida. Al igual que los otros recién nacidos en la colonia, está acurrucado en el nido donde nació, un montículo cónico de lodo situado en la costa del estuario que se asemeja a un pequeño volcán. Los polluelos flamencos pueden levantarse horas después de la eclosión, pero estos montículos resbaladizos e inclinados son un lugar traicionero para dar los primeros pasos, por lo que sus padres los mantienen resguardados hasta que adquieran la fuerza y el equilibrio que necesitan para salir del nido con gracia.

El rescate por Audun Rikardsen

Finalista categoría Humano / Naturaleza

El fotógrafo noruego de naturaleza Audun Rikardsen acababa de partir en su bote en busca de sujetos para documentar un día de invierno cuando se encontró con una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) enredada en un grueso cable amarillo de Internet. «La ballena estaba desesperada y era constantemente arrastrada por el peso del cable», dice Rikardsen. «Se acercó a mi barco, claramente pidiendo ayuda, y pude ver el miedo en sus ojos». Cuando Rikardsen vio que no podía liberar a la ballena, se puso en contacto con la Guardia Costera, en la foto, quien finalmente logró liberar al animal . Había sido atrapado durante al menos un día y medio por un cable que debería haberse asegurado al fondo del fiordo a 170 metros (558 pies) debajo de la superficie. «Se salvó una vida», dice Rikardsen, «pero tres distritos, incluido el mío, estuvieron sin cobertura de red durante mucho tiempo».

Bajo la aurora boreal por Audun Rikardsen

Finalista categoría Vida salvaje terrestre

Mientras que las luces del norte y las estrellas fugaces pintan el cielo ártico, una rana común europea (Rana temporaria) descansa a la orilla del río, su sangre tiene compuestos naturales que funcionan como anticongelantes. Ningún otro anfibio puede sobrevivir tan al norte como esta especie adaptada al frío. La vista espectacular de esta noche de otoño es probablemente una de las últimas que la rana tomará antes de sumergirse en el río para hibernar durante el invierno. El fotógrafo noruego Audun Rikardsen, que se encontró con esta escena a solo unos cientos de metros de su casa, capturó la fotografía en una sola exposición ajustando tanto el enfoque como la apertura durante la toma.

Diente de león por Bence Mate

Finalista categoría Vida salvaje terrestre

Cuando Bence Mate observó por primera vez a las ardillas terrestres europeas (Spermophilus citellus) mordisqueando tallos de diente de león hace dos años, inmediatamente colocó la fantástica escena en su lista de fotografías para capturar. «Estaba seguro de que acababa de presenciar lo más interesante en el mundo de esta especie», dice Mate, quien se deleitó viendo cómo las ardillas enviaban las semillas de diente de león hacia el cielo mientras se alimentaban. Después de dos semanas seguidas de tumbarse en la hierba con su cámara preparada, finalmente encontró su oportunidad, y consiguió su deseo.

Habitaciones con vista por Jordi Benitez

Finalista categoría Vida Acuática

Eche un vistazo de cerca a esta medusa de huevo frito (Cotylorhiza tuberculate), y verá que tiene algunos arrendatarios: cuatro jureles atlánticos juveniles (Trachurus trachurus) se asoman desde debajo de su cúpula soleada. Dentro de este complejo de apartamentos móviles, los peces jóvenes encuentran protección contra los depredadores y una comida gratis, a menudo se alimentan de pequeñas presas atrapadas por la medusa. Cuando el fotógrafo Jordi Benítez capturó este retrato en una inmersión nocturna reciente, sabía que la medusa de huevo frito estaba albergando al menos una caballa residente, pero no fue hasta que vio la imagen en su computadora que se dio cuenta de que había documentado un casa completa. «Fue mágico», dice sobre la revelación.

Desde arriba por Jacques-Andre Dupont

Finalista categoría Vida alada

Un alcatraz norteño (Morus bassanus) sobrevuela un sitio de reproducción densamente poblado, examinando miles de nidos en busca de su pareja. Afortunadamente, conoce bien la ruta. Los alcatraces del norte forman parejas monógamas que regresan al mismo nido año tras año para criar a su descendencia. Los machos construyen los nidos de hierba, algas marinas, tierra y plumas, cementando sus materiales de construcción junto con los excrementos. Después de años de uso, remodelación y refuerzos, los nidos se convierten en altos montículos que las aves defienden agresivamente.