Por pura “economía” evolutiva de medios. ¿Para qué tener dos apéndices similares con funciones diferentes, cuando uno solo puede poseer un conducto interno por donde sale el semen y la orina sin mezclarse? Basta con que, como ocurre, estemos dotados de unos músculos localizados cerca de la próstata que abren y cierran la vejiga y la vesícula seminal de modo alterno.
Redacción QUO
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