No siempre son cojoneras, a veces las moscas también curan. Concretamente las larvas de la especie Lucilia sericata sirven para tratar heridas que tardan en curar y se resisten al efecto de terapias tradicionales como la pomada. En España han comenzado a utilizarse por primera vez en el Hospital Clinic de Barcelona con personas que tienen ulceraciones crónicas, y han comprobado que esta «terapia alternativa» cicatriza las heridas cinco veces más rápido.

El efecto de las larvas se conoce desde mediados del siglo XIX cuando los médicos castrenses comprobaron que mantenían más limpias las heridas de los soldados y estas evolucionaban bien. Sin embargo, hasta 1960 no comenzó a utilizarse como terapia. En el Reino Unido recomienda su uso el Colegio de Cirujanos y los médicos estadounidenses recurren a larvas de la mosca Lucilia sericata desde hace décadas porque conocen perfectamente su evolución y pueden ser producidad con total seguridad.

Redacción QUO