Pocos meses después lo hicieron Clara, Dulce y Mansa, clones de Pampa y, por tanto, idénticas a ella… salvo por un detalle fundamental: son transgénicas. Tras la manipulación genética a que fueron sometidas, sus células poseen el gen de la hormona de crecimiento humana. Son las primeras del mundo que transportan en su ADN el gen que, al expresarse, hará que los animales produzcan leche con esa hormona, utilizada para tratar el enanismo. Al obtenerla a partir de la leche, se abaratan los costes.

Redacción QUO