Cuánto más expuestos están a imágenes o escenas violentas, más consideran los niños que es normal. Por ello, cuánto más vean la violencia como algo “normal”, es más probable que participen en agresiones contra los demás. Así lo señala un estudio publicado en la revista Social Psychological and Personality Science.
Los investigadores, un equipo internacional encabezado por Izaskun Orue, de la Universidad de Deusto, preguntaron a unos 800 niños, de 8 a 12 años de edad, sobre si habían sido testigos de escenas violentas en la escuela, en su barrio, en casa o en la televisión, y si habían sido víctimas de violencia. El cuestionario también midió la agresividad del niño, basada tanto en sus propias palabras como en lo que sus compañeros de clase dijeron acerca de él.
Seis meses más tarde, el equipo entrevistó a los niños otra vez, haciendo las mismas preguntas. Los escolares que habían sido testigos de violencia se habían vuelto más agresivos. El mismo efecto se produjo en las víctimas de violencia.
El aumento de la agresión fue causado en parte por un cambio en cómo los niños veían la violencia como algo “normal”. Al verla presente en el hogar, la escuela, en la televisión, o como víctima, la interiorizaban como algo común, normal y aceptable. Y al pensar que la agresión es “normal”, se tendía más a realizarlas.
El equipo de Orue señala en el trabajo que la exposición a la violencia también puede aumentar la agresión, independientemente de si se realiza en el hogar, en la escuela, o en el mundo virtual de la televisión, sin importar si la persona es testigo o víctima. Las personas expuestas a grandes dosis de violencia han llegado a creer que la agresión es una forma habitual de resolver los conflictos y conseguir lo que quieren en la vida. Estas creencias reducen sus inhibiciones frente a la agresión contra los demás, añaden los autores.
Redacción QUO