Investigadores de la Universidad de Queensland han probado con éxito en ratones, una nueva terapia contra el Alzhéimer, y ahora se disponen a hacerlo en seres humanos. La base de este esperanzador tratamiento son microscópicas burbujas de gas, combinadas con fármacos tradicionales.

Impulsadas por ultrasonidos, la función de las burbujas es abrir una brecha en la llamada barrera hematoencefálica. Se trata de un sistema de protección natural, formado por células cerebrales que restringen el paso de las sustancias que circulan por el torrente sanguíneo. Dicha barrera evita que determinadas toxinas puedan llegar hasta nuestro cerebro, pero tienen también un efecto indeseado, al impedir que los compuestos químicos de los fármacos y las moléculas generadas por el sistema inmune, puedan llegar al cerebro de los pacientes de Alzhéimer.

Los investigadores realizaron un experimento con ratones manipulados para ser el equivalente a una persona de 80 años con dicha enfermedad. Y las pruebas fueron un éxito, ya que las burbujas lograron abrir una vía en la barrera cerebral, permitiendo que los fármacos pudieran actuar eliminando las placas acumuladas de Beta-amiloide, un péptido responsable del Alzhéimer.

Ahora, falta ver si esta revolucionaria terapia se revela igual de eficaz en las pruebas con humanos. En el vídeo que publicamos, se explica su funcionamiento:

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López