El dicho popular ‘Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo’ acaba de encontrar un nuevo respaldo científico al descubrir que las células de grasa en el cuerpo humano tienen sus propios relojes internos que afectan a las funciones metabólicas.
La investigación, publicada por la revista Scientific Reports, y dirigida por Jonathan Johnston, de la Universidad de Surrey (Reino Unido), ha permitido realizar el primer análisis de los ritmos circadianos en la grasa humana extraída de personas aisladas de los cambios ambientales diarios. Estos ritmos hacen que las células de grasa trabajen en diferentes turnos a lo largo del día provocando cambios diferentes en esas 24 horas.
Siete participantes se sometieron a ciclos regulados de sueño y vigilia antes de ingresar en el laboratorio, donde mantuvieron esta rutina durante tres días más. Después experimentaron una rutina constante de 37 horas durante las cuales no sufrieron cambios diarios en los ciclos de luz-oscuridad, alimentación rápida y sueño-vigilia. Se tomaron biopsias de tejido graso en intervalos de seis horas y luego se realizó un análisis de la expresión génica.
Siguen su propio compás
Los investigadores identificaron 727 genes en el tejido graso que expresan su propio ritmo circadiano, muchos de los cuales realizan funciones metabólicas clave. Se identificó una clara separación en los ritmos genéticos de la mañana y los de la noche. Estos ritmos, independientes de factores externos como la luz y la alimentación, demuestran que los genes dentro de las células de grasa completan naturalmente sus funciones en diferentes momentos del día, lo que podría afectar los procesos metabólicos. Según Johnston, los tejidos compuestos de células grasas, además de almacenar el exceso de energía, son tejidos metabólicos activos con sus propios ritmos.
«Es la primera vez que hemos podido identificar dichos ritmos en la grasa humana. Esto nos brinda más información sobre cómo cambia el metabolismo humano a lo largo del día y posiblemente por qué el cuerpo procesa los alimentos de manera diferente durante el día y la noche”, indica el investigador, quien añade que estas pistas ayudarán a establecer nuevos patrones en la pérdida de peso.
La revista Quo ya avanzó la importancia del desayuno como la comida más importante para las células grasas. Después de analizar 44 genes vinculados a la metabolización de la grasa, un equipo de científicos de las universidades de Bath y Nottingham, liderados por Javier González, concluyó que la costumbre de desayunar afecta a nuestras células de grasa corporal disminuyendo la actividad de los genes implicados. El estudio también descubrió que la grasa en personas obesas responde menos a la insulina. Para saber más sobre cómo sacar el mejor partido a la primera comida del día, aquí encontrarás artículos anteriores de la revista que han revisado la cuestión del desayuno.