Entre las medidas que ha anunciado el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para mejorar las cuentas públicas, figura la posibilidad de implantar el copago sanitario. Aunque la crisis ha reducido el consumo de medicamentos, los servicios de salud siguen en números rojos. Lo anunció en el Parlament, aunque lo bautizó como «ticket moderador».

¿Son lo mismo? Algunos expertos en economía de la salud diferencian entre ambos conceptos. Por ticket moderador se entendería el pago de una cantidad por utilizar un servicio sanitario, sea cual sea este. Pagarían este ticket, por ejemplo, los pacientes que acuden a urgencias de un hospital sin que les haya derivado su médico de atención primaria. El copago, en cambio, consistiría en abonar un porcentaje del coste del servicio recibido.

Lo que ha insinuado el presidente catalán, se llame de una forma u otra, es que por primera vez en la historia de la sanidad española los usuarios tendrán que abonar alguna cantidad de dinero. El sistema ya funciona en algunos países de la Unión Europea: en Francia se paga un euro por consulta al médico de atención primaria y 16 euros al día por hospitalización, en Italia, 10 euros por consulta especializada y 25 por urgencias leves, y en Portugal, 2,20 euros por ir al ambulatorio y entre 3 y 4,5 por acudir al hospital.

La posible implantación de un ticket disuasorio coincide con una reciente encuesta del Consejo General de Enfermería que muestra un amplio apoyo a la medida. Según esta encuesta, el 54,8% de la población ve adecuada o muy adecuada la posibilidad de establecer este pago. El 51% de las 1.200 personas a las que se ha preguntado considera que sería muy eficaz, aunque tres de cada cuatro (77%) piensa que no sería bien aceptada socialmente. Lo que peor ven es que se suprimiera la gratuidad de los medicamentos para los jubilados (lo rechazan el 66%). Casi el mismo porcentaje, un 63% aceptaría, en cambio, que se estableciese un copago creciente en función de la renta.

Redacción QUO