Aunque había sospechas sobre la asociación entre la cena tardía y el tiempo de sueño, faltaban métodos para medir los patrones diarios de vida del comportamiento humano. Un equipo liderado por Adnin Zaman, de la Universidad de Colorado, en Denver. ha utilizado una triple tecnología para aplicar el sueño y la ciencia circadiana a la medicina con el fin de identificar el riesgo de ganar kilos en algunas personas.
Durante una semana, el equipo registró diariamente los patrones de sueño, actividad física y alimentación de 32 participantes, con sobrepeso y obesidad, para detectar qué hábitos contribuyen al exceso de kilos en algunos individuos. Para ello se utilizó un dispositivo electrónico llamado activPAL en sus muslos y otro que evaluó los patrones de sueño y vigilia, además de una aplicación para fotografiar y marcar el tiempo de las comidas y bocadillos ingeridos durante el día. Observaron que, aunque la duración del sueño nocturno era similar para todos (unas siete horas), las personas que comían más tarde también se dormían después. Su conclusión es que comer más tarde se asocia con un índice de masa corporal más elevado y también con mayor grasa corporal.
Los resultados llevan a los investigadores a pensar que modificando unos hábitos específicos las personas obesas podrían mejorar su salud. También concluyen que el uso continuado de esa misma tecnología para obtener registros diarios de nuestras conductas contribuiría a desarrollar programar de prevención y tratamiento para muchos problemas.
Los datos han sido presentados en la Reunión Anual de la Sociedad Endocrina y están publicados en Journal of the Endocrine Society por Adnin Zaman y Corey Rynders, entre otros investigadores.
Marian Benito