Seres humanos, peces y ranas compartimos circuitos neuronales que vienen existiendo desde hace más de 450 millones de años. Y no se trata de redes apenas operativas, sino de circuitos involucrados en comportamientos sociales tremendamente importantes. Por ejemplo el apareamiento, la agresión y la monogamia.
Esto es lo que han comprobado biólogos de la Universidad de Texas, en Austin, tras estudiar doce regiones del cerebro en 88 especies de vertebrados. Uno de los circuitos compartidos es relevante en cuanto respecta a la adicción a las drogas y también en lo referente al amor romántico (que se manifiestan de forma parecida). “En estas regiones clave encontramos una notable conservación de la actividad genética en las especies”, apunta el autor de la investigación.
Vicente Fernández López
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