La cosmética, utilizada durante siglos para resaltar la belleza y preservar la juventud (en la medida de lo posible), también puede ser un arma terapéutica. En el Hospital Ramón y Cajal de Madrid han inaugurado un servicio de maquillaje en el que se enseña a los pacientes a corregir los defectos físicos que la enfermedad ha dejado en su rostro. El tratamiento está indicado, sobre todo, para personas con problemas dermatológicos como vitíligo, lupus eritematoso o quemaduras, y también para pacientes oncológicos.
Algunos de estos problemas se tratan con láser, pero el proceso es muy largo, por lo que mientras finaliza puede recurrirse al maquillaje. En otros, éste es la única solución. El candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, John McCain, puede dar testimonio de ello; los productos cosméticos ocultan la considerable cicatriz que le dejaron los cirujanos tras extirparle un melanoma invasivo en 2002.
Paralelamente a esta iniciativa, el Servicio de Dermatología del hospital ha comenzado un estudio para comprobar su efecto en los pacientes. Según el jefe del Servicio, Pedro Jaén, “midiendo parámetros como la ansiedad y la autoestima podemos evaluar cómo afecta a la calidad de vida de los enfermos a corto y largo plazo”. Iniciativas similares emprendidas en unidades de quemados de Francia han demostrado que existe una relación entre la mejora del estado de ánimo y el aspecto físico de los pacientes, lo cual influye a su vez en un mejoría de la salud.
Redacción QUO