Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), la marihuana es «la sustancia ilícita más consumida del mundo». Dadas las circunstancias, no nos parece extraño que la gente clame por su legalización. Los últimos en hacerlo han sido varios científicos y antiguos asesores del gobierno británico. Según afirman en la revista Nature Reviews Neuroscience, «las leyes antidroga están impidiendo el avance en la investigación médica».

La prohibición de drogas como el cannabis, hongos alucinógenos y otras sustancias psicoactivas «se puede considerar censura científica«. Según David Nutt, profesor de Neuropsicofarmacología del Imperial College de Londres, «la decisión de prohibir estos fármacos se basa en los supuestos peligros, pero en muchos casos se han exagerado los daños». David además, compara esta prohibición con la censura a las obras de Copérnico y Galileo por parte de la iglesia.

«Las leyes no se han actualizado, muy a pesar de los avances científicos y la evidencia de que muchos de estos medicamentos son relativamente seguros. Además,parece que no hay manera de que la comunidad internacional se dé cuenta de esto y haga los cambios oportunos en la legislación».

Nutt y Leslie King, antiguos asesores del Gobierno británico en cuestiones sobre drogas, con la ayuda del profesor David Nichols (Universidad de Carolina del Norte) pidieron al Gobierno la posibilidad de trabajar en los laboratorios con psicofármacos sin que todo el peso de la ley cayese sobre ellos. «Esta obstaculización a la investigación para su uso en distintas terapias está motivada por la política, no por la ciencia.»

Según los científicos, un enfoque más racional en la regulación de medicamentos, podría ayudar a los investigadores a avanzar en el estudio de la conciencia y de los mecanismos cerebrales que se dan en enfermedades mentales como la psicosis. «Una mejor comprensión de los psicoactivos podría dar lugar a importantes innovaciones en distintas áreas de tratamiento, tales como la depresión o el estrés postraumático».

El profesor Nutt, fue despedido como asesor del gobierno en 2009 tras haber criticado públicamente al gobierno por ignorar las recomendaciones científicas sobre el cannabis y el éxtasis. El profesor británico realizó un pequeño estudio en humanos utilizando la psilocibina, el ingrediente psicodélico en los hongos mágicos. Su estudio, realizado con voluntarios, sugirió que el fármaco tiene el potencial de aliviar la depresión grave en algunas personas que no responden a otro tipo de tratamiento. A pesar de ello, el estudio se paró en seco. Las leyes no le dejaron avanzar.

David Nutt y sus colegas no están solos. Se le unen al llamamiento la Asociación Británica de Neurociencias y la Asociación Británica de Psicofarmacología ¿Es el momento de volver al debate?

Redacción QUO