La palabra kuru significa temblor en el principal dialecto de las tribus de Papúa Nueva Guinea. Por eso ha dado nombre a una enfermedad neurodegenerativa, cuyos primeros síntomas son unos acusados temblores acompañados por altísimas fiebres, y que acaba provocando la muerte. Fue descubierta hacia finales de los años 50 entre las tribus de aquella isla. La causa era el caniballsmo ritual de estos nativos que, en ocasiones, devoraban parte de los restos de sus familiares muertos. La ingesta de los tejidos cerebrales de los difuntos provocaba la transmisión de un prion que era el causante de la enfermedad. Antiguamente, la mayoría de los papúes fallecían antes de desarrollar dicha enfermedad (considerada una versión humana del Creutzfeldt-Jakob (ECJ), el célebre mal de las vacas locas), pero, la mejora de sus condiciones de vida desde la década de 1930 favoreció un aumento de la longevidad de los indígenas y fue entonces cuando los casos de kuru comenzaron a multiplicarse de forma alarmante. Eso llevó alas autoridades de esta nación de oceanía a tomar medidas para prohibir el canibalismo ritual.

Pero, ahora, una nueva investigación realizada por John Collinge, neorólogo del University College de Londres, ha realizado un descubrimeinto sorprendente. Muchos miembros de la tribu Fore, descendientes de antiguos caníbales, han desarrollado una mutación genética contra los priones que provocaban el kuru. «Este es un ejemplo notable de evolución darwiniana en los seres humanos. La epidemia de la enfermedad ha generado un cambio genético único que proporciona protección completa contra la demencia invariablemente fatal», declaró el autor de la investigación.

La mutación ha provocado que el organismo de estos nativos genere una proteína llamada valina, que neutraliza la acción del prión causante del kuru; un caso único en el mundo. El científico dice que ahora su equipo va a realizar más estudios para comprender la base molecular de este efecto, con la esperanza de encontrar pistas sobre los mecanismos cerebrales que generan las formas más comunes de demencia.

Redacción QUO