1.- Sentirse observado. Según psicólogos alemanes, damos limosnas o propinas con más facilidad si notamos que nos miran fijamente.
2.- Cuidar la reputación. El altruismo está socialmente valorado. Por eso, se hacen más donaciones de forma pública que anónima.
3.- Espíritu Robin Hood. Algunas personas están dispuestas a deshacerse de parte de su dinero si así alivian la necesidad de otros.
4.- Por placer. Saber que ayudamos a otros activa los mismos centros cerebrales que cuando comemos o practicamos sexo.
5.- Presión social. En países como EEUU, donde un 98% de la gente adinerada hace donaciones, el altruismo es casi obligatorio.
Redacción QUO