El genoma humano contiene unos tres metros de ADN, pero solo un 2% contiene genes que codifican proteínas. Por eso, al resto se le conoce como ADN basura. El problema es que resulta muy complejo analizar esta enorme fracción de nuestro genoma sin dañarlo en el proceso, lo cual puede dar lugar a resultados falsos. Pero cada vez resulta más obvio que no se trata de ADN basura y que tiene un propósito.
Una nueva investigación de las universidades de Bath y Cambridge, han descubierto que parte de aquel 98% detiene la transformación de células sanas en otras cancerosas.
De acuerdo con la Dra. Adele Murrell, de la Universidad de Bath y directora del estudio, “el número de células en nuestro cuerpo se equilibra con la cantidad que se reproducen y reemplazan a las que mueren. A veces, el interruptor que controla esta función, se atasca enla posición ON,lo que puede producir cáncer. A medida que el tumor crece y las células cancerosas se multiplican, cambian de forma y se desplazan por todo el cuerpo en lo que conocemos com metástasis, un proceso que requiere toda una red de genes para regular la transformación de la forma de la célula y su movilización. En nuestro estudio hemos identificado que una hebra de ARN no codificante, la GNG12-AS1, evita que el mencionado interruptor quede atascado y suprime la metástasis. La región genómica específica donde se encuentra a menudo está dañada en pacientes con cáncer de mama”.
Esto, según consta den el artículo, publicado en Nature Communications, ocurre mediante dos mecanismos, uno de ellos está involucrado en la reproducción de la célula y el otro en el cambio de forma para propiciar la metástasis.
El hallazgo permitirá encontrar terapias más efectivas para este tipo de tumores y para impedir la metástasis.
Juan Scaliter