Existen bacterias que tienen el potencial de instigar cáncer de mama y se encuentran en los pechos de pacientes con cáncer, mientras que otras resultan beneficiosas y son más abundantes en los pechos sanos y actuarían com una barrera protectora en ellas. Así lo afirma un nuevo estudio, publicado en Applied and Environmental Microbiology por un equipo de la Universidad Western de Canadá.
La motivación de esta investigación surgió para analizar si el cáncer de mama disminuye con la lactancia. «Puesto que la leche humana contiene bacterias beneficiosas – explica Gregor Reid, director del estudio –, nos preguntamos si podrían estar jugando un papel en la reducción del riesgo de cáncer. O bien, ¿podrían otros tipos de bacterias influir en la formación de cáncer en la glándula mamaria en las mujeres que nunca habían dado el pecho? Para explorar esto necesitábamos primero mostrar que las bacterias están realmente presentes en el tejido mamario “.
En el estudio, se obtuvieron muestras de tejidos mamarios de 58 mujeres que fueron sometidas a mastectomías parciales o totales ya sea por tumores benignos (13 mujeres), o cancerosos (45 mujeres), así como de 23 mujeres sanas que habían sido sometidos a reducciones de mama o recibieron implantes . Luego secuenciaron el ADN para identificar las bacterias a partir de los tejidos, y el cultivo para confirmar que los organismos estaban vivos.

Las mujeres con cáncer de mama mostraron tener niveles elevados de Escherichia coli y Staphylococcus epidermidis, las cuales se sabe, inducen roturas en la doble hélice del ADN de las células HeLa, que son células humanas cultivadas. “El tipo de daño que producen – explica Reid –,es el más perjudicial en el ADN ya que afecta directamente a su estructura y está causado por genotoxinas, especies reactivas de oxígeno y la radiación ionizante”. El mecanismo de reparación para este tipo de daño es altamente propenso a errores y son estos los que pueden conducir al desarrollo de cáncer.
Por el contrario, bacterias como Lactobacillus y Streptococcus, consideradas como promotoras de la salud, estaban más presentes en el tejido sano. Ambos grupos tienen propiedades anticancerígenas. Por ejemplo, las células asesinas naturales son fundamentales para el control del crecimiento de los tumores, y un bajo nivel de estas células inmunes se asocia con una mayor incidencia de cáncer de mama. Por ejemplo, el Streptococcus thermophilus produce antioxidantes que neutralizan las especies de oxígeno reactivas, que pueden causar daños en el ADN, y por lo tanto, cáncer.
Sin embargo, la lactancia podría incluso no ser necesaria para mejorar la flora bacteriana de los senos. “Un equipo de España (se refiere a expertos del Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid) ha demostrado que los lactobacilos probióticos ingeridos pueden llegar a la glándula mamaria – agrega Reid –. En combinación con nuestro trabajo, esto plantea la cuestión de si las mujeres, en especial aquellas con riesgo de cáncer de mama, deberían tomar lactobacilos probióticos para aumentar la proporción de bacterias beneficiosas. Hasta la fecha, los investigadores no han siquiera considerado estas preguntas, y de hecho algunos se han resistido a que haya alguna relación entre las bacterias y el cáncer de mama o la salud «.

Juan Scaliter