Elena García, ingeniera especializada en robótica, hace años que tiene un objetivo del que no se apea: lograr que caminen todos los niños con atrofia muscular espinal, una patología que afecta a uno de cada 10.000 bebés. Y cada vez está más cerca de conseguirlo. Esta investigadora del CSIC acaba de entregar a Álvaro, un niño aquejado con esta enfermedad, el primer exoesqueleto infantil y funcional del mundo, un sofisticado robot que imita el movimiento muscular y articular humano y que permitirá a los pequeños sin movilidad actividades imposibles hasta ahora para ellos, como desplazarse de un lado a otro, abrir un cajón o coger cosas de una alacena que se encuentre a su altura.

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El prototipo que ha presentado Elena García está fabricado en aluminio y titanio, y consta de unos soportes llamados ortesis que se adaptan al tronco y las piernas del niño. El funcionamiento es complejo. El cerebro de este desarrollo se halla distribuido en diferentes tarjetas de control a lo largo del chasis. Además de cinco motores que generan la fuerza en sustitución del músculo, tiene infinidad de sensores que consideran diferentes variables como la posición y fuerza articular o la presión plantar. El conjunto de tarjetas electrónicas miden todos estos parámetros, es decir, el ángulo de la articulación, la fuerza que está ejerciendo el motor… todo conforme a un patrón establecido.

A diferencia de los exoesqueletos para adultos, los infantiles deben ir creciendo conforme lo hace el niño. ”Tenemos tallas y un sistema telescópico dentro de cada una de ellas. Basta con cambiar una pieza para ganar unos centímetros”, explica García.

La tecnología, patentada y licenciada por el CSIC y su empresa de base tecnológica Marsi Bionics, ya tiene suprimer usuario. Se llama Álvaro y la atrofia muscular espinal que padece le ha impedido hasta ahora caminar o ponerse en pie. Se calcula que en España hay alrededor de 120.000 niños con dificultades para desplazarse como consecuencia de diferentes patologías.

El reto de Elena García ahora es conseguir la financiación para que muchos de ellos puedan hacerlo. La campaña de crowdfounding que tiene abierta en la web de Marsi Bionics –a partir de 10 euros– la ayudará a alcanzar su objetivo.

Marta García Fernández