Cada día, millones de personas en todo el mundo tienen que inyectarse con insulina para controlar sus niveles de azúcar en sangre. En España, según cifras de la Fundación para la Diabetes , las cifras son bastante altas y superan los peores presagios. El 13,8% de los españoles mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones de personas, el problema es que el 43% del total, desconocían que padecían la enfermedad. Un reciente estudio realizado por dicha fundación, señala que entre los 61 y los 75 años el 29,8% de las mujeres y el 42,4% de los varones presentan diabetes tipo 2, porcentajes que ascienden al 41,3% de las mujeres y el 37,4% de los varones de más de 75 años. Y cada año nacen se diagnostican 1.100 casos nuevos en menores de 14 años.
Para estas personas están surgiendo alternativas menos dolorosas que las constantes inyecciones imprescindibles hasta la fecha.El mayor obstáculo para administrar insulina por vía oral es que pase intacta a través del estómago, un ambiente ácido que la degrada antes que pueda llegar a los intestinos y liberar su carga en el torrente sanguíneo.
En el marco de la Reunión Anual de la Sociedad Química Estadounidense (ACS), un grupo de expertos de la Universidad Niagara ha presentado un modo de eludir el agresivo entorno estomacal.
«Hemos desarrollado una nueva tecnología llamada CholestosomeTM – Mary McCourt –, se trata de una partícula neutra, a base de lípidos que es capaz de hacer algunas cosas muy interesantes”. Gracias a esta técnica, patentada en el laboratorio dirigido por McCourt y Lawrence Mielnicki http://www.niagara.edu/chemistry-staff/show/468, los investigadores han logrado encapsulado con éxito a la insulina. Los “envases” están hechas de moléculas de lípidos de origen natural, los elementos constituyentes de la grasa, aunque resultan diferentes de otras cápsulas basadas en lípidos, llamadas liposomas.
«La mayoría de las liposomas deben ser envasadas con un recubrimiento de polímeros para protegerlas – añade Mielnicki –. En este caso, sólo estamos utilizando los ésteres de lípidos simples para hacer las ampollas, que llevan las moléculas de insulina en el interior”.
Cuando CholestosomesTM llegar a los intestinos, el cuerpo los reconoce como algo que debe ser absorbido y así pasa, a través de los intestinos, al torrente sanguíneo y luego a las células liberando su contenido. La píldora ya se ha probado, con diferentes cantidades de insulina en roedores y ha demostrado fiabilidad. El equipo de McCourt y Mielnicki ya ha comenzado a desarrollar nuevas asociaciones para avanzar en los ensayos en humanos.

Juan Scaliter