Pequeños cambios evolutivos en un gen relacionado con nuestra saliva, podrían haber contribuido a que nuestra baba se convierta en ese pegote viscoso que conocemos hoy en día. Un nuevo análisis genético realizado por un equipo multidisciplinar de científicos de Estados Unidos y Grecia, ofrece pistas sobre cómo evolucionó la saliva en seres humanos y otros primates.

Los investigadores analizaron en profundidad un gen llamado MUC7 en seres humanos y otros primates. Este gen codifica una de las proteínas que se encuentran en la saliva. Dicha proteína colabora en lubricar la boca cuando masticamos, hablamos o tragamos, así como también a atrapar bacterias dañinas.

Visto de cerca, en el MUC7 se observan cómo fragmentos cortos de ADN se repiten varias veces. A los científicos les interesaba saber cómo estas instrucciones genéticas adicionales, podían haber influido a crear la baba que les ayudó a adaptarse a distintas dietas.

La comparación de los genomas de varios mamíferos, mostró que una parte de las proteínas MUC7 tienen códigos que han evolucionado distintivamente en primates. Esta región concreta de la proteína hallada combate los hongos, y puede haberse formado por la necesidad de contrarrestar una amenaza en particular.

Los científicos también observaron que, mientras los humanos tienen cinco o seis copias de los fragmentos de ADN repetidos antes mencionados, el gen es algo distinto a los demás primates. En los gorilas, por ejemplo, se repite cuatro o cinco veces. En los chimpancés y orangutanes, entre cinco y siete veces. En los monos verdes, de once a doce veces. Los investigadores creen que es probable que estas diferencias se deban a pequeños cambios para afinar la protección contra determinados microbios.

Es realmente extraño que los miembros de una misma especie tengan un número variable de estas repeticiones. Esta diversidad en los seres humanos y otros primates es «material para una rápida evolución», según los científicos, quienes publicaron sus hallazgos en la revista especializada Scientific Reports.

Fuente: popsci.com

Redacción QUO