Cambiar la semana laboral de cinco días por una de solo cuatro, a todos nos parece de entrada una gran idea. Pero varios estudios científicos apuntan a que esa idea solo es realmente buena si esa reducción va acompañada también de una disminución de las horas totales de trabajo semanal y que, en cambio, no es tan buena, si se trata de concentrar las cuarenta horas semanales en solo cuatro días.

Allan Dembe, profesor de salud Pública de la Universidad Estatal de Ohio, realizó un experimento para tratar de averiguar que ocurría con los trabajadores de una fábrica si pasaban de realizar cinco jornadas semanales de ocho horas de trabajo, a hacer cuatro de diez. Y el resultado fue que la concentración y la habilidad disminuía, aumentando hasta en un 37% el riesgo de sufrir un accidente laboral.

Pero no es el único estudio realizado en esta dirección. Xiaoxi Yao, investigador de la Clínica Mayor, estudió las complicaciones de salud que sufrían a largo plazo las personas que realizaban jornadas laborables de diez o más horas, y observó que con el tiempo aumentaba el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer, especialmente entre las mujeres.

Es cierto que muchas de las personas de ese segundo estudio no gozaban de la contrapartida de tener un tercer día libre a la semana, pero el profesor Allan Dembe cree que, aún así, muchas de las complicaciones vinculadas a las jornadas laborales de más de ocho horas, acabarían manifestándose igualmente.

Por tanto, la solución no va tanto en la dirección de reducir los días de trabajo semanales, como en la de que disminuyan las horas.

O eso, o que reduzcan la jornada semanal a tres días. Ya puestos a hacer un esfuerzo extra… que el riesgo y el coste merezcan la pena. ¿No?

Fuente: http://www.acoem.org/LongWk.aspx

Vicente Fernández López