La intolerancia al gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y la avena y algunos cereales híbridos, afecta a un 1% de la población mundial, según datos de la Organización Mundial de Gastroenterología. El problema es que muchos de esos casos (entre un 50% y hasta un 90% dependiendo del país, no son diagnosticados. En nuestro país la cifra podría alcanzar el medio millón de personas, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE)

El principal tratamiento para la enfermedad celíaca, es decir quienes tienen intolerancia al gluten, es una dieta libre de esta proteína. Para confirmar esto, un reciente estudio publicado en el Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition, analizó a 103 niños y adolescentes que habían seguido este tratamiento durante un promedio de 2,4 años. Los celíacos tienen un patrón característico de daño intestinal causado por la exposición al gluten y el modo más fiable de confirmar la evolución de un tratamiento es una endoscopía, pero debido a la incomodidad que produce, sobre todo en niños pequeños, se recurre a otro tipo de test: uno que mide los niveles de anticuerpos de transglutaminasa tisular IgA (IgA tTG).

El seguimiento realizado por el equipo de Maureen Leonard, principal autora del estudio, ha demostrado que incluso después de un año en una dieta libre de gluten, casi el 20% de los niños seguían teniendo anormalidades intestinales (enteropatía) según demostraron las biopsias. La presencia de lesiones intestinales no pudo predecirse por los niveles de anticuerpos de transglutaminasa tisular. De hecho, en el momento de las biopsias, los niveles de IgA tTG estaban por encima de lo normal en el 43% de los niños con enteropatía persistente y en 1 de cada 3 menores con biopsias normales.

«Estos hallazgos – afirma Leonarden un comunicado – sugieren que es necesaria una revisión de los criterios de seguimiento y gestión de la enfermedad celíaca en la infancia. Aunque los efectos a largo plazo no se conocen, la enteropatía persistente puede predisponer a los pacientes pediátricos con enfermedad celíaca a complicaciones futuras y crecimiento subóptimo».

Juan Scaliter