Seis veces más casos y 35 muertes. Es el balance del repunte del sarampión en Europa en el último año y el saldo de fallecidos. Los casos confirmados de esta patología, para la que existe vacuna, pasaron de 1535 a 9778,según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades. La primera cifra comprende el periodo entre julio de 2015 y mayo de 2016, mientras que la segunda hace referencia al mismo lapso un año después, hasta mayo de 2017.
La alerta sobre los casos de sarampión se ha reavivado tras la última muerte por esta enfermedad. Fue el caso de un niño italiano de seis años enfermo de leucemia, que provoca una depresión del sistema inmune, después de que su tío, que rechazó vacunarse, le contagiara el virus.
«Es una enfermedad que estaba llamada a erradicarse, como ocurrió con la polio», apunta Rafael Herruzo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid. El profesor hace hincapié en la alta contagiosidad del virus, de manera que una persona infectada podría transmitir la enfermedad a hasta 15 personas. Por tanto, para evitar contagios, más de el 99% de la población «debería estar vacunada», remarca.
Respecto a las causas de este repunte, Herruzo identifica la pérdida de cobertura vacunal «en algunas bolsas de población» como principal responsable. Es el caso de «personas itinerantes» o simplemente individuos que deciden no vacunarse. «Parece mentira que a estas alturas ocurra esto», comenta.
“Es una tragedia inaceptable”, lamenta la doctora Zsuzanna Jakab, directora regional para Europa de la Agencia Mundial de la Salud. “Cada muerte o discapacidad causada por una enfermedad que se puede prevenir una vacuna es una tragedia”.
La mayoría de las 35 muertes en el último año se han producido en Rumanía, con 31 casos. Es en este país, junto con Italia, donde se han registrado más casos confirmados. Alemania y Francia también concentran un número importante de contagios durante el último año, muy por encima de los datos relativos al resto de países europeos.
Pero, ¿cómo hacer frente al problema? «La mejor forma es aumentar la cobertura sanitaria», recomienda el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública Rafael Herruzo. El profesor se decanta por la persuasión frente a la coacción o la obligatoriedad: «No puede ser obligatoria porque es un acto médico, y como tal requiere el consentimiento informado del paciente».
El sarampión es una patología vírica para la que no existe cura pero sí vacuna. Se transmitea través de la tos o los esturnudos y normalmente la enfermedad remite tras un período sintomático que suele cursar con fiebre, síntomas catarrales y manchas en la piel de color rojo (exantema maculopapular). A pesar de ello, uno de cada cuatro casos necesitan hospitalización, una de cada mil personas desarrolla una inflamación grave del encéfalo (encefalitis) y hasta dos de cada mil pueden fallecer. Los niños menores de cinco años y los adultos mayores de 20 son la población más susceptible a sufrir las complicaciones más graves del sarampión.
Redacción QUO