P Acnes es una vieja conocida de muchos dermatólogos. Esta bacteria, además de provocar otro tipo de infecciones, es la principal culpable del acné. Pero ahora, científicos la han descubierto en otro lugar y vinculada a otra patología que poco tiene que ver: el Alzheimer.

Los investigadores han analizado cerebros de personas fallecidas, con y sin Alzheimer, que donaron este órgano a la ciencia. En los portadores de esta patología neurológica se encontró hasta siete veces más cantidad de material genético bacteriano, principalmente a expensas de P Acnes.

¿Qué importancia tiene esto? Pero, entonces, ¿mi cerebro puede tener bacterias? Los microorganismos son ubicuos en prácticamente todo nuestro cuerpo. Su importancia reside en la interacción que puedan ejercer con nuestro organismo. En concreto, a P Acnes también se le conoce por su potencial para estimular nuestro sistema inmune a través de la secreción de sustancias proinflamatorias. Además, produce compuestos que pueden degradar proteínas, como las proteasas, y otras moléculas que favorecen la inflamación. El cerebro también tiene bacterias, pero en aquellos con Alzheimer se encontró una mayor cantidad de éstas con un aumento significativo de un tipo concreto de bacteria.

Tal y como los autores del estudio sostienen, los hallazgos apuntan a que la neuroinflamación puede jugar un papel importante en la génesis o el mantenimiento de la enfermedad de Alzheimer. Esta patología se caracteriza por la formación de placas de beta-amiloide, que es un aglomerado de proteínas plegadas de forma anormal, que en esta enfermedad se acumula especialmente en áreas como el lóbulo temporal.

A nivel clínico, los enfermos de Alzheimer muestran una pérdida de memoria y de otras capacidades cognitivas de manera progresiva e irreversible. Además, el hallazgo también pone el foco en la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, una especie de ‘franja de seguridad’ entre el sistema nervioso central y el resto del cuerpo que protege de microorganismos y otras amenazas al cerebro. Así en el caso de la enfermedad de Alzheimer como en otro tipo de patologías neurológicas, esta barrera podría estar alterada y jugar algún papel en la enfermedad.

La investigación ha sido publicada en la revista Frontiers in Aging Neuroscience por científicos de la Universidad de Bristol. Los mismos autores también recalcan es necesaria más investigación sobre la cuestión, especialmente teniendo en cuenta que la muestra de pacientes analizados ha sidobaja, en total 14.

Redacción QUO