Puede que a muchos lectores no les importe no poder tocar el saxofón después de una cirugía que te salva la vida…especialmente si no sabemos tocarlo. Pero, bromas aparte, la situación era bien distinta para Dan Fabbio, un profesor de saxofón. Su forma de ganarse la vida dependía de su habilidad para tocar este instrumento y el problema residía en que tenía un tumor cerebral que debía operarse, aun a riesgo de afectar su capacidad para tocar el saxo.

Por tanto, los médicos decidieron que, para intentar preservar tan valiosa habilidad tenían que operar a Dan despierto y tocando dicho instrumento. “El cerebro de todo el mundo está organizado, más o menos de la misma manera”, comenta a Sciencedaily Brad Mahon, profesor de neurociencia de la Universidad de Rochester. “Pero la localización concreta de una habilidad puede variar unos pocos centímetros de una persona a otra”, añade.

Ese era uno de los problemas de Dan. Pero el otro problema es que operar a alguien tocando el saxo no es lo mismo que intervenir a una persona tocando la guitarra. El saxo es un instrumento de viento y requiere tomar mucho aire y expelerlo con fuerza, algo que los médicos implicados en el saxo temían, pues esta fuerza puede generar cierta presión intracraneal. Esto no tiene ninguna importancia en condiciones normales, pero en una persona con el cráneo abierto sí que puede suponer problemas.

Pero entre todos hallaron una solución. Encontraron una melodía koreana de folk que Dan podía tocar mediante inspiraciones y espiraciones cortas y con poca fuerza, por lo que la presión intracraneal generada dejaría de ser un problema. Los facultativos también hicieron repetir al músico diferentes notas para comprobar su habilidad musical de manera precisa al tiempo que le sometieron a una resonancia magnética funcional. Esta prueba, además de mostrar el cerebro señala qué zonas se activan en tiempo real, algo muy valioso para los médicos. Además aplicaron estimulación eléctrica en zonas concretas, algo que inhibió el procesamiento musical de Dan en algunos casos y aportó datos valiosos para realizar la cirugía de forma precisa y segura.

Finalmente la operación salió bien. El tumor de Dan fue extirpado y además conservó su habilidad musical. El feliz caso se ha publicado en la revista Current Biology y muestra que la medicina y la técnica no paran de sorprendernos.

Redacción QUO