En octubre de 2016, cuando aún no era presidente de los Estados Unidos, Donald Trump tuvo una de sus intervenciones más polémicas cuando se dirigió a los enfermos terminales del país, y les pidió que, fuera cual fuera su diagnóstico, resistieran hasta el día de las elecciones (que se celebraban el 9 de noviembre) y salieran a votarle.
Ahora, convertido ya en mandatario de la nación más poderosa del mundo, Trump ha vuelto a refererirse a las personas que sufren alguna enfermedad terminal. Pero lo ha hecho en un contexto y con una intención muy diferentes. Fue durante el Discurso del Estado de la Unión, durante el cual propuso su intención de aprobar medidas que permitan a estos pacientes acceder a tratamientos que aún están en fase experimental. El presidente se ha referido al hecho de que hay muchos enfermos que buscan esa alternativa en otros lugares del mundo en los que, o bien dichos tratamientos si están aprobados, o resulta más sencillo acceder a ellos a través de vías clandestinas. «Debemos concederles el derecho a intentar probarlos. Y a hacerlo en nuestro país», ha dicho.
No sabemos si dicha medida saldrá finalmente adelante, aunque seguro que va a causar una gran controversia. Pero si es cierto que no hay muchas vías legales que permitan recibir un medicamento o una terapia que aún no han sido aprobados en una nación. Para hacerlo en España, el único camino es participar como voluntario en alguno de los ensayos clínicos que se realizan en nuestro país. Aunque para ello hay que cumplir una serie de requisitos muy concretos que se exigen en cada experimento, y en los que no siempre encajan todas las personas enfermas.
Este tipo de pruebas se realiza siguiendo un procedimiento, en el que el primer paso es el llamado Estudio en Fase 1. Aquí solo se necesita que participen personas sanas, ya que lo que se busca es comprobar la seguridad del medicamento o de la terapia para la salud humana. Es en la Fase 2 cuando se requiere la participación de personas enfermas. La mitad de ellas recibirán el fármaco, y el resto un placebo, para comprobar la efectividad de la terapia. Esta fase puede durar desde unos meses a varios años.
Superada la anterior, se procede a la Fase III, en la que el tratamiento se prueba en varios miles de pacientes para evaluar sus efectos de forma más amplia.
Para poder participar en estas pruebas hay que estar atento a las webs de los laboratorios, hospitales y universidades que tienen laboratorios en los que se realizan ensayos clínicos, ya que es ahí donde suele anunciar que se buscan voluntarios que cumplan unos determinados requisitos.
Vicente Fernández López