El ojo de las fotografías pertenece a un niño griego de diez años, cuyo caso ha sido recogido en la publicación New England Journal of Medicine. El glóbulo ocular del pequeño fue alcanzado por la luz de un puntero láser, y sus padres le llevaron al oftalmólogo después de que hubiera sufrido una notable pérdida de la visión.
Los especialistas comprobaron que la quemadura había destruido la mácula y había dañado también dos pequeñas áreas de la retina. Desafortunadamente, las células receptoras que transforman la luz en señales que se envían al cerebro, no se regeneran de forma natural tras una lesión como esta.
Los daños que un puntero láser puede causar en un ojo suelen deberse a que el calor quema y destruye las células oculares. Los expertos dicen que el efecto es similar al que sufriríamos si mirásemos fijamente al sol durante mucho tiempo.
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Fuente: IFL Science.
Vicente Fernández López
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