Lo natural. Surge una nueva necesidad (por ejemplo, un cambio de trabajo).
El organismo se activa, y esto es lo natural y saludable.
Se dispara el nervio simpático y se liberan adrenalina y otras hormonas del estrés.
El dilema. No podemos con esa nueva situación. Buscamos energía extra para mantener la alerta, y ese “subidón” hormonal se mantiene en nuestro organismo innecesariamente.
Agotamiento. No podemos gestionar esa sobrecarga. El organismo no cumple bien sus funciones digestivas, circulatorias, respiratorias y reproductoras. Aparecen los síntomas típicos del estrés.
Redacción QUO
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…
La vitamina D altera las bacterias intestinales de los ratones y como resultado mejora su…
Los científicos confirman la composición del núcleo interno de la luna, que consiste en una…