Hasta hace poco se creía que el estrés contribuía a minar nuestra defensas volviéndonos susceptibles a las enfermedades. Pero un nuevo estudio, publicado en Brain, Behaviour and Inmunity demuestra que el estrés breve o momentáneo, puede hacer que nuestro sistema inmunológico se dispare y ayude a reducir el número de tumores de cáncer de piel en ratones.
Estudios anteriores habían señalado la eficacia de este tipo de estrés a la hora de luchar contra infecciones. Pero este es el primero que alerta sobre los efectos que tiene para combatir cierto tipo de cáncer.
”No tiene sentido pensar que el estrés siempre es algo malo o dañino, ya que su razón básica de existencia es la de crear la respuesta instintiva de pelea o huida en los seres vivos. – asegura Firdaus Dhabar, neuroinmunólogo de la Universidad de Stanford y director de la investigación – En la naturaleza, el estrés es una estrategia de supervivencia”.
El experimento realizado por el grupo de Dhabar se basaba en someter a ratones a rayos UB (ultravioletas B) para inducir el cáncer de piel. Antes de la exposición, un grupo de 30 ratones era introducido en un sitio que no les permitía moverse cómodamente durante al menos dos horas y media y que les provocaba un estrés de corto plazo.
Los científicos luego controlaron los dos grupos durante 21 semanas. El resultado fue que muy pocos de los ratones sometidos a estrés desarrollaron tumores y los que lo hicieron, tenían menos que el grupo que no sufrió estrés. Más aún, los ratones con estrés provocado, tenían niveles más altos de proteínas que regulan las respuestas inmunes, como la citocina. El propósito del equipo de Dhabar ahora, es descubrir el modo más adecuado de provocar, bajo estrictas medidas de seguridad, este tipo de estrés en seres humanos.
Juan Scaliter