Los cultivos de células obtenidas de fetos abortados se usan desde los años sesenta para hacer vacunas. De ahí provienen, de hecho, las actuales vacunas contra la varicela, el herpes, la rubeola y la hepatitis A. Y al menos cinco de las vacunas en desarrollo contra el coronavirus los utilizan
Las células derivadas de los abortos electivos se han utilizado desde la década de 1960 para fabricar vacunas, incluidas las vacunas actuales contra la rubéola, la varicela, la hepatitis A y el herpes zóster. También se han utilizado para fabricar medicamentos aprobados contra enfermedades como la hemofilia, la artritis reumatoide y la fibrosis quística. Ahora, al menos cinco de las vacunas candidatas para frenar la COVID-19 usan una de las dos líneas celulares fetales humanas para su desarrollo. Explicamos qué quiere decir todo esto:
Para desarrollar una vacuna, necesitas un «cultivo» de laboratorio, un cultivo de células en las que el virus debilitado que usarás para combatir la enfermedad crecerá y se multiplicará
Una vez que tienes el virus que servirá para una vacuna, hay que cultivarlo
Básicamente, una vacuna consiste en un virus debilitado. Una vez que lo tienes, hay que producirlo a gran escala. En el caso de la vacuna contra el coronavirus, necesitarán casi tantos millones de dosis como habitantes en el planeta. Pero, ¿cómo se cultiva este virus debilitado? ¿Cómo se consiguen cientos de miles de dosis?
Los virus necesitan células a las que infectar para seguir vivos. Para desarrollar una vacuna, necesitas un «cultivo» de laboratorio, un cultivo de células en las que el virus debilitado que usarás para combatir la enfermedad crecerá y se multiplicará tanto como dosis de vacuna necesites, pero dentro del laboratorio.
El virus debilitado de la varicela, por ejemplo, igual que los otros mencionados, el que nos ponen cuando nos vacunan, creció y se desarrolló en un cultivo celular en laboratorio. Y las células que fueron su nido y alimento procedían de una línea celular de un feto humano.
Estos cultivos pueden ser de procedencia animal o de procedencia humana
Cuando a principios del siglo XIX se comenzó a investigar en vacunas, para los cultivos se emplearon células de animales vivos. Las vacunas, de hecho, se llaman así porque las primeras se extraían de vacas y terneros. Hoy, estos cultivos pueden ser de procedencia animal o de procedencia humana, y se utilizarán unas u otras dependiendo de sus características.
Las células que se hacen inmortales
Un culvivo celular , el huerto en el que se desarrollará el virus, es un grupo de células extraídas de un organismo vivo. Pueden ser células que procedan de tejidos humanos o de animales, que se depuran hasta conseguir un cultivo óptimo, un buen caldo donde el virus que queremos reproducir lo haga tal y como se espera en la investigación.
Ese cultivo resultante ya no tiene nada que ver con las células originales, ni siquiera conservan parte de su ADN. Es un «caldo de laboratorio», por buscar una metáfora. Estas células se pueden reproducir una y otra vez, y formaran lo que los científicos llaman una línea celular.
Una de las líneas celulares inmortales más famosas es la que recibe el nombre de HeLa, iniciada con células del tumor de cuello de útero de una mujer
Estas líneas celulares terminan muriendo, suelen tener una vida finita. Pero a veces se producen extraordinarias excepciones, y son las líneas celulares inmortales. Una de las líneas celulares inmortales más famosas es la que recibe el nombre de HeLa, iniciada con células del tumor de cuello de útero de una mujer. Su historia es increíble. Los cultivos celulares procedentes de estas células originales se han usado en el desarrollo de la vacuna de la polio, se han enviado al espacio para estudiar su comportamiento en gravedad cero, se han usado para elaborar medicamentos contra el párkinson, la leucemia, el cáncer, el sida o la gripe
No se abortan fetos para extraerles células para hacer vacunas. Se utilizan dos líneas celulares inmortales procedentes de dos fetos humanos abortados por razones terapéuticas
Los cultivos de células que proceden de dos fetos humanos
Dos de los cultivos que se han utilizado desde los años 1960 para el desarrollo de vacunas tienen su origen en células fetales humanas. La primera de ellas es la llamada WI-38. Es una línea celular desarrollada a partir del tejido pulmonar de un feto abortado terapéuticamente de aproximadamente 3 meses de edad gestacional. Este cultivo sirvió para el desarrollo de la vacuna de la rubeola, entre otras.
Finalmente, los cultivos reproducen células que ya nada tienen que ver con las células de los fetos
La otra línea celular se conoce como MRC-5 y procede de un feto abortado en la semana 14 por causas médicas en 1966. A partir de las células de esa línea celular se han producido vacunas entre otras para la triple vírica, para la varicela y para la polio. Ambos fueron abortos terapéuticos tras descubrirse que padecían alguna enfermedad grave.
Finalmente, lo que se utiliza para la vacuna son los virus debilitados o desactivados que han crecido en esos cultivos. Se utilizan los virus, en ningún caso las células humanas en las que estos se cultivan. Y también es importante aclarar que finalmente, los cultivos reproducen células que ya nada tienen que ver con las células de los fetos.
Muy buena noticia gracias