Los primeros que los usaron como espectáculo fueron griegos y romanos. Los árabes lo aprendieron de ellos y perfeccionaron la técnica. En el siglo VII, los alquimistas de Arabia dominaban el arte de la cohetería, las bengalas y los petardos, y lo introdujeron en España.

Posteriormente, se extendió su uso a los territorios de la Corona de Aragón: sur de Francia y la actual Italia. El espectáculo de color que hoy conocemos es posible gracias a la incorporación del cinc y del clorato de potasio a partir del primer tercio del siglo XVIII.

Redacción QUO