Sí, aunque, como nos cuentan desde el Museo de Cera de Barcelona, “cada maestrillo tiene su librillo” y no todas las ceras son iguales. La base sigue siendo la misma, pero con muy poca proporción de cera virgen y mayor cantidad de parafina. Es frecuente la cera sintética polietilénica, algo que se utiliza también para recrear animales en museos de ciencias y zoológicos.

La parafina –concretamente, un derivado llamado cera microcristalina– actúa también como endurecedora, y se comporta mejor a la hora de añadirle colorantes, ya que las características de cada personaje o animal exigen diferentes tonalidades de piel; es más resistente a resecarse, agrietarse y oscurecerse que la cera virgen (y que la parafina macrocristalina). Realmente, la figura no se moldea sobre la cera, sino que hay una estructura de fibra de vidrio sobre la que se da forma al cuerpo en plastilina, lo que permite cambios y retoques. Después se crea un molde a partir de ella, y finalmente, se crea la figura definitiva en cera.

Enviada por Michael Santos, Torrejón de Ardoz (Madrid)

Redacción QUO