En 1877, Charles Howard, juez del distrito, quiso cobrar por recoger sal de las minas de un pueblecito llamado San Elizario (Texas). Howard fue encarcelado por los lugareños, pero salió tras prometer reinstaurar el libre acceso a estas. Pero Howard llamó a los rangers, para recuperar el control. La población se sublevó y venció –hubo 12 muertos–, el juez fue fusilado y despedazado, y sus restos, tirados a un pozo.
Alejandro Quiroga
Historiador y profesor de la U. de Newcastle
Enviada por José Ignacio López de Pablo, Madrid
Redacción QUO